Esperanza Aguirre es una de esas personas fiel a sus principios. Esperanza quiere poder. No se ha casado (políticamente) con nadie y piensa en ella y su partido. Ha jugado bien sus piezas y no le importa desdecir donde dijo digo para decir Diego. Ella sigue adelante. Es lógico para una mente basada en el liberalismo, el dinero que pueda recaudar sea importante. Así como Esperanza tiene claro de donde sacar dinero y votos: del Orgullo Gay de Madrid.
Sabemos, por las cifras, que la ocupación hostelera en Madrid durante la semana del Orgullo es completa. Hoteles, hostales, restaurantes, bares y demás hacen su agosto en julio. No sólo ellos. Son muchos los negocios que, colateralmente, también disfrutan del furor del euro rosa. ¿Que político en su sano juicio pondría trabas a tal fuente de ingresos sin mover un dedo? Vale, Ana Botella, pero bueno, esa es otra historia. Cualquier alcalde daría las mil facilidades posibles a colectivos y organizaciones para que le hicieran el trabajo duro.
Y ya, si estamos en año electoral, nos pueden prometer el oro y el moro. Así lo ha hecho Esperanza, en otra jugada maestra, digna de un Lannister. Esperanza no llama matrimonio a nuestros matrimonios. Esperanza no responde si le pregunta si casaría a homosexuales. Esperanza no facilita nuestra lucha. Pero Esperanza sabe que, cediendo de nuevo la Gran Vía a la Manifestación Estatal y las carrozas que le siguen y posando para la foto, se gana el favor de algunos. Contentos los organizadores, contentos todos, ¿no? Pues no.
Esperanza es fiel a sus principios económicos. Ella quiere una ciudad lucrativa. Quiere que Madrid dé dinero. Y el Orgullo da más dinero que San Isidro, las cosas como son. Así que desde aquí, un aplauso a Esperanza por tener la capacidad estratégica suficiente para montar el paripé durante campaña, ganarse la foto, y en algunos caso hasta el voto (increible pero cierto) de algunos homosexuales.
Pero no olvidemos que esos principios siguen siendo de los más conservadores del Partido Popular. Partido que no lucha por nuestros derechos, que no lucha por nuestras igualdades, partido que no nos representa. El Orgullo que tenemos ahora se ve eclipsado por los fines económicos de muchos, pero no debería cegarles. Que el objetivo final de ese día no quede diluído por intereses políticos ni económicos.
Lo de Lannister me ha matado. Nunca mejor dicho, y más después del último capítulo.
Pues que se vaya a hacer campaña a Rusia si tanto le importa y nos deje a los madrileños descansar un poquito del pp
A ver cuanto tardan en aparecer peperas defendiendo a su musa Espe y su legítimo derecho de votar contra ellos mismos, porque en eso consiste dar tu voto a la derecha, en decir sí a la discriminación, ninguneo y utilización electoralista del colectivo.
Esta mujer es una populista nata, puede bailar hasta con el diablo si con ello gana votos
Hazte la mejores pajas con el blog http://elcuartooscurogay.blogspot.com/
Es producto de lo patético que es el individuo medio de este país, naie destaca por nada y si lo hace suele ser por mamarachx e hijo puta, vease aznar, rajoy franco, los reyes o aguirre
El populismo se acaba no dándole cobertura en los medios.
Pues comigo no esperen hacer el agosto en julio por que no pienso gastarme un euro. No pienso a asistir al menos que sea para destrozarlo todo y protestar por tanta injusticia y tanta MAJADERA y majadería.
España, un país donde se presentan una jueza, un poeta, una abogada y una condesa y va a ganar la condesa. Este país ya no tiene solucion
Si Esperanza critica a los homosexuales, malo. Si Esperanza apoya el mal-llamado «orgullo», malo. Si Esperanza habla, malo. Si esperanza no habla, malo. Si esperanza aguanta que le deseen la muerte, malo. Si esperanza no lo aguanta y salta, malo…
Lo mejor de todo es que aunque malo, al menos hay alguien en este país que no se achanta ante presiones mediáticas o de lobbies que dicen representar incluso a quienes no les da la gana que digan que hablan en su nombre.
Ni soy de Madrid, ni votaría a Esperanza…. pero olé sus ovarios! Prefiero políticos con un par que defiendan sus ideales hasta el final que populistas, y esos si lo son, que son capaces de defender cualquier cosa aunque no esten de acuerdo con tal de ganar un par de votos aún cuando eso les suponga ir en contra de sus propios principios y convicciones.
Se puede no estar de acuerdo con reivindicaciones de unos colectivos u otros sin dejar de respetar que sea legítimo que reivindiquen lo que consideren y facilitarles tales reivindicaciones. Eso es ser demócrata. Y por supuesto, si encima, como el caso que nos ocupa, supone un beneficio para todos aunque ese beneficio sea únicamente económico, bienvenido sea. Eso es mirar por el bien de los ciudadanos, de todos.