Salir del armario es más importante de lo que parece. Y más en el caso de los famosos (o de las celebridades, como lo quieras llamar). Muchas veces hablamos aquí, cuando algún deportista o cantante da el paso, del buen ejemplo que dan. Como se convierten en un rol positivo para tantos y tantas adolescentes que se hayan en plena fase de duda/aceptación. Ver que alguien con cierto status (por así llamarlo) es gay o lesbiana o bisexual o transexual, es una forma más de decirle que todo está bien, que todo mejora.
No puedo llegar a hacerme a la idea de la presión a la que estas celebridades se enfrentan. Y qué es lo que tanto les frena a llevar su vida sexual con normalidad. Más aún en el caso de las lesbianas. Mucho se habla de la invisibilidad lésbica. Y es que tenemos actores, presentadores, famosetes que son gays. Pero ¿y las lesbianas? Todos sabemos que haberlas, haylas. Pero muchas viven dentro de un cómodo armario o simplemente nunca llegan a hacer pública su sexualidad. Esto hace que para las portadas de prensa rosa siempre sean solteras. Y aunque en su barrio las hayan visto con su pareja, nunca llegan a publicar esa relación.
Obvio, cada cual hace con su intimidad lo que quiere. Pero siendo una celebridad, te enfrentas a que tu sexualidad se convierta en una leyenda urbana. Si además, eres una mujer fuerte e influyente que se encarga de que nada que te haga parecer lesbiana vea la luz (como ya ocurriera con Encarna Sánchez y Martes y 13), posiblemente te estarás ganando una salida del armario a lo bestia… una vez hayas fallecido.
Al igual que otras actrices y presentadoras heterosexuales llevan sus relaciones en público, sin que ello sea una violación de su intimidad, sin la necesidad de vender una exclusiva, ¿porqué no hacen lo mismo las lesbianas? Quizá con esa naturalidad, además de evitarte el tener que censurar que se hable de ti, te evitarías enemigos. Porque a día de hoy, lamentablemente, el programa del cotilleo (lo digo en singular porque sólo nos queda uno en parrilla) que se hace cargo de una noticia de una lesbiana armarizada, tratarán esta noticia de cualquier forma, menos con respeto. Si la lesbiana está viva la macharán hasta acabar con ella o hasta que la lesbiana salte. Si la lesbiana ha fallecido no dudarán en abrir el cajón de la mierda (con perdón) aprovechando que la susodicha no puede defenderse.
No sé hasta que punto el ser lesbiana puede hacer que vendas menos entradas para tus conciertos, para tus obras de teatro o para que te salgan menos ofertas en televisión. Pero desde mi punto de vista, las mujeres lesbianas y bisexuales (a nivel de celebridad) deberían librarse de prejuicios y salir a la luz pública (ojo, que puedes decir que te gusten las mujeres sin tener que presentar a tu pareja o sin tener que vender una exclusiva).
Foto | Alice Austen
En Ambiente G | Mari Trini, una lesbiana en el silencio público
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