Se llama Francisco Pérez Bello y hace en su parroquia lo que deberían hacer todos los «consules» de Ratzinger: Dar la bienvenida a TODOS los que eventualmente quieran entrar en ella, pero rendir homenaje también a los que no tengan el menor interés en hacerlo. Si de solidaridad y caridad estamos hablando, a poco que le diésemos un empujoncito hacia el precipicio a la arrogancia del «así siempre porque lo escribió fulanito y lo rancio va a misa o nada porque lo digo yo», la normalización sería norma, valga la redundancia. La más flexible de todas ellas.
Paco Bello, como lo llaman cariñosamente los que le conocen, es el párroco de La Garita y Marpequeña, dos barrios residenciales del Municipio de Telde, segunda ciudad de Gran Canaria. Y sus actuaciones han estado frecuentemente marcadas por la polémica, porque al final, ser consecuentes nos hace ser con frecuencia a ojos ajenos, extravagante, y es lo que ha pasado con Paco y su proyección y compromiso social, docente y participativo. Hay que ver cómo le escuece el canalillo del culo a los desconcertados devotos de falsificados zapatos de Prada, cuando alguien en zapatillas y camiseta, les recuerda la esencia de aquello por lo que se van golpeando el pecho.
La última acción disonante de Paco, ha sido la colocación en todo lo alto de su parroquia de La Garita, de una bandera del arco iris, en los días en que en todo el Mundo se celebra el Día del Orgullo.
Le han llovido varapalos de encaje, rosarios de perlitas y miriñaques de luto, de aquellos que acuden a las procesiones de Semana Santa con esencias de Loewe y bolsitos apagados de Louis Vuitton. Y es que levantar la mano con nervio durante una muy seria lección magistral nunca ha estado en realidad muy bien visto. Y si se hace dos y tres veces, aún menos. El problema no está en esa mano que se levanta e interrumpe para hacer más rico el debate, sino en todas las demás que no lo hacen. O sí lo hacen, pero para acusar con el dedo erecto a la que rompe el discurso gótico, estirado, oscuro. Viva Paco y sus salidas de tono, que hacen de los Corderos de Dios, Legionarios del Prójimo.
¿acaso tienen miedo de algo? Ojalá hubieran mas Franciscos Perez Bello, que el segundo apellido le viene que ni pintado