Siéntate a esperar, y al enemigo verás pasar

El refranero popular es sabio. Supongo que siglos y siglos de experiencia es lo que tienen. Y aunque algunas frases nos puedan parecer típicas, tópicas, e incluso utópicas, siguen teniendo vigencia. Una de estas frases es «siéntate a esperar, y al enemigo verás pasar«.

Una frase muy similar a la «arrieros somos, y en el camino nos encontraremos«. O, en un estilo mucho más rural, y haciendo referencia a la matacía, «a cada cerdo, le llega su San Martín«. Se puede decir de muchas maneras, pero esto es lo que ha pasado con Iris Robinson, primera dama del Ulster, homófoba como la primera, y salpicada por un escándalo de infidelidades de la que es protagonista, al ponerle los cuernos a su marido con un jovencito imberbe de apenas 19 añitos.

A mí, no es que me guste meterme en la vida de los demás. Los que me conocen, saben que suelo pasar bastante de la vida personal del vecino de al lado, sea conocido o no. Bastante tengo con la mía, como para meterme en la vida de otros. Es lo que tiene este carácter mío, que mientras no se metan en mi vida, me da igual lo que haga cada cuál con la suya.

Pero cuando veo casos como el de esta mujer, que ha ido de moralista por la vida, atacando sin piedad a los homosexuales y a todos cuantos se desviaran un milímetro de sus conductas morales, y ahora se le destapa un escándalo mayúsculo, pues qué queréis que os diga. No es que me alegre, pero una pequeña sonrisa sí que se me escapa.

Y el caso de esta mujer es paradigmático en este sentido. Mrs. Iris es la esposa de Peter Robinson, primer ministro del Ulster. Y ahora, ambos son objeto de un escándalo de primera magnitud en una sociedad ultra conservadora como es la de Irlanda del Norte. Iris Robinson, además de primera dama del Ulster, es diputada en Westminster y en la Asamblea del Úlster. Y además, es una mujer ultra religiosa, protestante para más señas.

El motivo del escándalo no es otro que los cuernos que Iris le puso a su marido con un chavalín de 19 añitos de muy buen ver llamado Kirk McCambley. Para darle un poquito más de morbo a la historia, parece ser que la historia de amor y pasión comenzó entre ambos cuando estaba a punto de fallecer el padre del chaval. Fue en ese momento cuando la recta y devota primera dama del Ulster prometió al padre del chaval cuando estaba en su lecho de muerte que protegería y velaría por el futuro de Kirk. Una promesa que cumplió, a su manera, a las mil maravillas.

Y es que no sólo protegió y dio calor al jovencito en las frías noches del Ulster. Además, Mrs. Iris infringió la ley, olvidando los preceptos bíblicos de los que tanto habla para darle a su amante un futuro. La esposa de Peter Robinson consiguió la financiación necesaria para que Kirk se montara un café en Belfast, y le proporcionó los permisos necesarios para su apertura, aprovechando que en ese momento Mrs. Iris era concejal del Ayuntamiento.

La política unionista logró que dos constructores amigos suyos le concedieran dos préstamos por un valor de 27.000 euros para montar el café. Y además, se quedó con un 10% del préstamo. Un dinero por el que no declaró ni al Ayuntamiento ni a la Asamblea.

Homófoba militante

Los favores económicos y políticos de Mrs. Iris a Kirk son totalmente reprobables. Pero probablemente, fuera del ambiente mojigato y ultraconsevador de Irlanda del Norte, la noticia de los cuernos de la política unionista no significarían nada para muchos de nosotros, ya que es algo que queda en el ámbito de la vida privada de la pareja.

Pero choca enormemente que una mujer que se le llena la boca hablando de moral, y que usa la Biblia para imponer un modelo de sociedad, tenga ese comportamiento, especialmente cuando es una homófoba militante.

En el 2008, cuando su esposo Peter tomó posesión como primer ministro del Ulster, la señora Robinson afirmó en una entrevista sin ningún tipo de problema que la homosexualidad era algo «abominable y repulsivo». Además, Mrs. Robinson hizo estas declaraciones sin tener en cuenta (o quizás sí), que acababan de apalear a un homosexual en Belfast, la capital del Ulster.

Algo que no es de extrañar, ya que su marido, Peter Robinson, líder en la actualidad del líder del Partido Unionista Democrático, participó activamente a comienzos de los años 70 en una campaña denominada «´Salvar al Ulster de la sodomía».

Imagen I Eviljaymz: Musings on Everything by a bitter Irishman in London