Gracias a las investigaciones, cada vez hay más datos sobre la expansión y el origen del virus del sida.
De hecho, está muy claro que la expansión del virus no comenzó en 1981, año en el que Estados Unidos anunció de forma oficial la identificación de la nueva enfermedad.
Ni tampoco en el año 59, fecha en la que falleció la primera víctima conocida en lo que entonces era Congo Belga.
El origen del sida hay que situarlo en 1900, o incluso a finales del siglo XIX, según se extrae de un estudio norteamericano publicado en la revista Nature, en el que se ha estudiado y analizado la variabilidad del virus en los dos casos más antiguos conocidos hasta la fecha. Estos casos datan de 1959 y de 1960.
En base a estos dos casos, se ha diseñado un árbol filogenético, por el que se ha deducido que si las cepas de estos dos casos era tan diferentes en ese momento, es porque el virus se había diversificado y propagado mucho antes de la década de los 50 del siglo pasado.
La investigación ha sido coordinada por Michael Worobey, en lo que ha sido un arduo trabajo de arqueología médica. La clave de las conclusiones de dicha investigación fue el hallazgo de una muestra muy antigua del virus fechada en 1960, que fue extraída del ganglio linfático de una mujer y que estaba conservada en parafina.
Esta muestra fue comparada con la cepa ZR59, datada en 1959, y que como la de 1960, procedía de la ciudad de Kinshasa. Además, se descubrió que ambas cepas son del tipo M, es decir, la responsable del 95% de las infecciones en la actualidad.
Basándose en estos datos, en la velocidad de propagación del virus y en la progresión matemática, los inverstigadores creen que el sida empezó a propagarse entre 1884 y 1924.
No descartan que existiera bastante antes, pero probablemente estaba recluido en ambientes selváticos despoblados.
Una vez conocida la fecha de origen probable del sida, la tesis más aceptada es que el VIH pasó del chimpacé a los seres humanos por el efecto de la caza y de ingestión de animales infectados.
Además, Worobey cree que la expansión y diversificación del virus coincide con la primera urbanización de África central. De hecho, Worobey cree que la propagación del virus fue lenta hasta que alguna persona infectada emigró hasta Kinshasa, lugar desde el virus comenzó su expansión.
El investigador también cree que en la década de los años 60, debía de haber miles de afectados en toda África Central.
Vía I El Periódico de Aragón
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