Sin ánimo de ejercer de matafiestas, conviene recordar de vez en cuando no tanto que el sexo es maravilloso y hay que disfrutarlo cada vez que a uno le plazca con quien más le plazca, que es caer en redundancia, sino que el sexo, como llevar el coche en autopista, tiene sus reglas. Y al igual que si no respetas las distancias, en un frenazo te comes el culo del coche de delante, si no tomas precauciones con desconocidos, en la cama te puedes ir con aguas de menos y bichos de más. Lo primero es saludable porque renuevas líquidos y tal. Lo segundo es más que evitable, pero muchísimos aún no están por la labor de cuidarse a sí mismos y respetar un poco la salud de los invitados al banquete.
Como ya nos contó Nacho hace bien poco, hay un bicho nuevo bajo las sábanas. O no tan nuevo en realidad. El caso es que hay motivos para tenerle respeto. Como la noticia se las traía, luego he ido recopilando cierta información que ahora os paso.
El caso es que al día siguiente de la publicación del post, salía en primera página y ocupando demasiadas columnas como para no ser considerado en serio, en el San Francisco Chronicle, que el animalejo podía ser letal y tenía su epicentro en el mismísimo barrio de Castro. Entonces ya empezó a confirmarse que no estábamos ante un virus de más rumoreado en la red, sino de un caballero de más serio calibre.
Estamos hablando, al parecer de USA300, que es como ha sido bautizada, y que parece ser una cepa de la bacteria MRSA, que ya era conocida desde tiempo atrás pero que había permanecido siempre confinada entre infectados dentro de los hospitales, hasta que a finales de los 90 pasó de algún modo al exterior. Si ya de por sí, un modo nuevo de infección por vía sexual nunca es bien recibido, menos lo es aún, cuando este es aparentemente imbatible pese al uso de históricamente eficaces antibióticos, como es el caso.
Antes que nada, hay que aclarar que no es una forma de contagio exclusiva entre gays, aunque sí que existe un nivel de infección 13 veces superior entre la población masculina homosexual que entre heterosexual y hasta ahora hay registrados cerca de 600 casos de pacientes afectados por la enfermedad que no consiguen curarse pese a haberse usado hasta seis formas diferentes de antibióticos.
La infección suele ser visible a la vista, con pústulas y heridas de variado tamaño en la piel. Lo que llama la atención es que en muchísimos casos, estas «señales» aparecen en las nalgas y genitales. Esto hace pensar que la forma más cierta de transmisión de esta enfermedad es a través del contacto epidérmico, con lo que me aventuraría a pensar, que en gran medida tiene que ver con una poca higienización durante la penetración.
El caso es que aunque la enfermedad puede sólo infectar a la piel y ser sanada mediante drenajes y otros antibióticos más agresivos, también es cierto que la cepa puede penetrar en el organismo hasta llegar a la sangre. Es más, se calcula que el año pasado hubieron unos 19.000 muertos en Estados Unidos a causa de enfermedades derivadas de varias formas de MRSA según fuentes médicas federales.
Desde el año 2003 el número de infectados ha aumentado, y la capacidad de resistencia frente a los antibióticos ha crecido también.
La buena noticia es que al contrario de lo que ocurriera con el SIDA en su día, esta enfermedad es conocida y controlable bajo medidas lógicas de higiene, que no todos tomamos desgraciadamente. Quién pondrá en duda que la zona anal puede ser fuente natural de infección por lógicos motivos y que el propio acto sexual es lo suficientemente «agitado y pringoso» como para que en esa mezcla de fluidos, acompañantes no bienvenidos acaben jodiendo la salud de más de uno. Así que la recomendación médica, aparte de la obviedad del uso del preservativo, es la conveniente limpieza de la pista de baile tras la bacanal. Una vez más, abundante agua y jabón son mano de santo. ¿O es que váis a negarle a vuestro convidado un último beso húmedo bajo la ducha?
Vía | SFgate.com
Aún con agua y jabon, asusta el tema.
Éramos pocos y parió la abuela.
Pensaba que el agua con jabón era una receta que todo el mundo usa…cerdos!
Pues no, que hay gente muy cerdilla, Carlitos.
Como bien dices, Sonia, aún así da miedo, pero habría que preguntarse por qué hay gente que folla como conejos y están sanísimos, así como hay gente que lleva años conduciendo y jamás han tenido ni un roce, mientras que un amigo mío lleva tres accidentes en un año por conducir con el cuuuuuulo (porque es abogado y se puede permitir pagar ese seguro, que si no… )