Cada mañana, al levantarte a la hora del gallo, entras y nos das los buenos días. A nosotros, y me consta que a muchos más. Casi en cada post, dejas un granito de fuerza haciendo de AmbienteG algo que merezca mucho más la pena.
Entraste a formar parte del blog antes que casi ninguno de nosotros, y juraría que en total habrás escrito más que alguno de los editores, que intentamos desde aquí hacer un mundo más justo. Divertido en ocasiones, necesariamente dramático otras, llegas tú y rematas, con tu comentario campechano, transparente como la pupila de tus ojos generosos, querido rano.
Cuando supe que eras hetero y con pareja, celebré aún más haberte conocido. Nunca antes supe de nadie de una honestidad más pasmosa enfrente de nosotros, con esa mochila tan propia a la espalda, para decirnos remangándote: ‘Aquí estoy. ¿Qué puedo hacer por vosotros?’ Sin motivo aparente. Estar ahí, como siempre, pacificando nuestros peores momentos y celebrando con nosotros los más divertidos con esa larga melena de loquilla descuidada es lo que puedes hacer cada día, preciosa. Y es lo que haces sin lugar a dudas. [Leer más…] acerca deEl rano