La semana que ya acabó vió la llegada del «Super Martes«, cuando los candidatos a la nominación presidencial para ser el próximo inquilino de la Casa Blanca, por el partido Demócrata y el Republicano suelen quedar bastante definidos tradicionalmente según los resultados que arrojan los caucus de muchos de los estados más importantes de la Unión.
Si por el partido Republicano ha terminado por perfilarse como prácticamente definido candidato John McCain, uno de los pocos Señores con el cerebro realmente en su sitio dentro del bando del que salieron mostrencos como el endiosado Ronald Reagan o sobre todo, el cancerígeno George W Bush, con el consiguiente cabreo mayúsculo de los más fachas del partido, porque McCain, además de inteligente, es moderado, algo absolutamente inaudito en un partido que ha gobernado desde las tesis más extremaderechistas cada vez, por el Partido Demócrata las cosas no han terminado de aclararse, y lo cierto es que la espera para conocerse el nombre definitivo del candidato puede eternizarse tanto como la huelga de guionistas de Hollywood y los egos enfrentados y las pocas ganas de llegar a un acuerdo pueden acabar minando las posibilidades, por hartazgo incluso, de que los votantes, en Noviembre, decidan un cambio completo de rumbo en el color que ha desgobernado el país en los últimos ocho años.
El hecho es que Barack Obama, el advenedizo, el de buena planta y mejor verbo superó a Hillary Rodham Clinton en cuatro estados. A cambio, sin embargo, Clinton acabó haciéndose con los feudos más codiciados: Nueva York y California. Y según el San Francisco Chronicle y otras publicaciones, en importante medida, los gays y lesbianas, fueron responsables del arrollador éxito de Hillary en el Estado más rico e influyente del país. [Leer más…] acerca deQueremos a Hillary (y votamos por ella)