«La homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad. Yo tengo hipertensión, ¿me voy a enfadar porque me lo digan? Es una deficiencia que tengo que corregir como pueda». Estas fueron las homófobas palabras que el nuevo cardenal español, Fernando Sebastián, dijo hace unas semanas. Una clara muestra de homofobia que, esta vez, se va de rositas.
La Fiscalía de Málaga ha archivado las diligencias de investigación que se habían iniciado, por lo que, esta vez, la Justicia no va a actuar y la homofobia gana en España. Dicen que las manifestaciones fueron «muy desafortunadas», pero que no suponen infracción penal y están amparadas en el derecho a la libertad de expresión y a la libertad religiosa.
No han tenido en cuenta el artíclo 510 del Código Penal, que, recordemos, dice que «Los que provocaren a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía, serán castigados con la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses». Que la próxima vez busquen una excusa mejor para archivar un caso. Esta no ha colado.
Vía | Huffington Post
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