El año en que amamos peligrosamente decidimos que poner sólo las chuletas a la parrilla era una memez, un desperdicio, un acto de cobardía. Decidimos que ser amantes por un tiempo había estado tan bien que no ir más allá por miedo a un compromiso que ninguno de los dos quería era para tipos de otra edad, o de otra época en que desligarse de pretensiones amorosas era cooler, gayer, whatever. Adivinamos que estábamos en la edad del riesgo, intuímos una vida juntos en el otro y decidimos darle de patadas en el culo al vértigo, para descubrir que este no era más que un reflejo de vacías excusas.
Habiendo explorado todas las posturas y los olores y el sabor de nuestros pozos de amor y la delicia de las caricias por la mañana, del ronroneo nocturno y de los atardeceres en la terraza descubriendo las verdaderas verdades del Mundo a golpes de pinot noir y farolillos de velas, nos comprometimos, con un brindis a las estrellas, a darnos un plazo, y firmamos con un apretón de manos y un beso, un acuerdo a dos que a ambos nos inspiró plena confianza. El acuerdo de dejar enamorarnos el uno del otro con todas las consecuencias. [Leer más…] acerca deEl año en que amamos peligrosamente