En un mundo en cambio, en que la migración se ha convertido en un fenómeno global, el mestizaje ciudadano es un hecho de nuestros días, que debemos aceptar o estamos perdidos, tanto aquellos que «inmigran» como los que «acogemos.»
Hay países que empezaron a encarar el fenómeno de la inmigración el jueves pasado, como quien dice. Y siendo así, la tolerancia a veces es más de manual que real. No porque nos neguemos a abrirnos al extraño, sino porque la mentalidad no cambia en una generación. Una sociedad que por siglos fue casi siempre «blanca» y se enfrenta en un plazo breve (hablo de España concretamente), a oleadas más o menos legalmente controladas de gente de todas las procedencias, luego todos los idiomas, luego todas las costumbres, luego todos los colores, se adapta al nuevo fenómeno o un caos indeseable se hará presente en una cada vez mayor medida.