Hace unas semanas llegó a mis manos el libro ‘Por qué la bisexualidad nos hace humanos‘, un ensayo que profundiza en el origen biológico de la homosexualidad. Para ello, se compara de forma científica la sexualidad humana con la de los grandes simios y se hace hincapié en la escala de Kinsey. Su autor, Santiago de la Iglesia Turiño, es doctor en biología por la Universidad de Barcelona.
El planteamiento que se desarrolla a lo largo del ensayo es, cuanto menos, interesante. Según se indica, los machos de aquellas especies de simios que son exclusivamente heterosexuales tienen conductas de elevada violencia, en las que la inteligencia juega un importante papel. En cambio, en aquellas especies bisexuales, tales como los bonobos o, incluso los humanos, la violencia desaparece.
Ante esto, el sexo sería el factor que mitiga la violencia, estudiándose la posibilidad de que la bisexualidad sea lo que nos hace humanos. En esta línea, se afirma:
La homofobia está ampliamente instalada en nuestra sociedad pero si no existieran homosexuales, si no fuéramos bisexuales, no seríamos humanos, al ser más inteligentes que los chimpancés obligatoriamente deberíamos ser aún más violentos.