Mi madre aún conserva en casa los discos en vinilo de Pepe Da Rosa, un divertidísimo humorista andaluz que murió antes de que los papis de la mitad de nuestros lectores hubieran tenido el gusto de conocerse. De renacuajo, de entre las historias que contaba, mi favorita era una llamada ‘La buena secretaria y la secretaria buena‘.
La buena secretaria era básicamente aquella tía profesional, eficaz, con iniciativa, que había llegado a ser mano derecha de su jefe a base de títulos y esfuerzo. La secretaria buena era la que se había ganado el puesto a base de desengrasar el joystick del jefe básicamente. Las dos tenían su mérito, cómo no.
Hace un par de meses, me quedé de piedra antes de partírseme la caja de la risa, cuando supe que ese lerdo integral, guapo como el demonio pero torpón hasta ponerle velas a la Virgen, que tenemos como segundo en la empresa, va sobrado de razones para estar donde está. El chaval es el activo amante del jefe. Es su particular secretaria buena. [Leer más…] acerca deLa secretaria buena