Semanas después de que la Corte Suprema de California haya dicho que sí, que por supuesto, que quién preguntó qué, dentro de apenas unos días, una vez que ciertos flecos meramente burocráticos ya han sido retirados, los juzgados, ayuntamientos e iglesias progresistas, se pondrán hasta arriba de parejas LGBT, de las que llevan 30 años juntas o de las que descubrieron no hace ni unos meses, que estaban hechos el uno para el otro, y que quieren traducir eso en álbum, celebración pública y banquete coronado con pastel de tres pisos.
A la felicidad de las nuevas parejas, acompañarán nuestros sinceros mejores deseos, así como el ansia de que esta nueva situación legal, ayude a la normalización de una comunidad minoritaria, que por la inercia de un cierto estatus que nos ponía en tierra media (la que reconocía nuestras uniones como compañeros pero no el amor entre nosotros), parecía dar vueltas alrededor de sí misma.
Pero también el Estado de California o su economía, para ser más exactos, deben estar más que contentos si damos por válido los cálculos extraídos de una investigación realizada por el Instituto Williams de Ley de Orientación Sexual y Política Pública de la Escuela de Leyes de la Universidad de California de Los Angeles (UCLA), según la cual, sólo en los próximos tres años, el negocio de las bodas generará unas ganancias superiores a los 700 millones de dólares. [Leer más…] acerca deConvenientes