Tengo un amigo, hetero por cierto, que trabaja en estas cosas de la literatura y es un gran entendido en el Siglo de Oro.
Pues bien, este buen hombre me convenció para ir a ver una obra de teatro de Tirso de Molina, el Don Gil de las Calzas Verdes, diciéndome que era una historia de travestidos. Medio en broma, medio en serio, yo le dije que si era de travestidos me apuntaba, aunque la realidad es que me gusta lo suficiente el teatro como para apuntarme siempre que la propuesta sea interesante. Así que ayer por la noche fuimos a verla.
Pero lo que me encontré al llegar fue algo más que una historia de travestidos, ¡era casi lésbica!
Las historias de amor que se cuentan son heterosexuales, pero los equívocos son todos lésbicos. No creo para nada que esto se dé de forma inocente, sino que se trata más bien de una parodia de la época -alrededor de 1615- de temas relacionados con la homosexualidad, expresado en un formato “para todos los públicos” que seguramente determina el final “hetero” de los amoríos.