Por mucho que queramos defender lo nuestro y a los nuestros, es que hay cosas que no hay por donde salvarlas por muy buena voluntad que pongamos en ello. Y es que el estómago y la paciencia tienen sus límites.
Hay un tipo de gay que me provoca arcadas. En inglés tienen un adjetivo que los denomina perfectamente: bitchy, o sea zorra rencorosa y malévola.
El término, que se aplica tanto a mujeres como a hombres, podría tener como paralelo más aproximado en español, el de marica mala. Pero quizás marica mala sea un calificativo demasiado genérico, ya que dentro de esa forma de mariconeo el abanico es muy amplio y las maricas graciosas, chismosas pero con un corazón generoso también tienen cabida. Son como las putas de barrio de antes. Mujeres de mala vida pero grandes señoras en realidad, en todas las acepciones.
El «bitchy», sin embargo es cóctel que golpea dos veces. En el estómago y más abajo aún, donde los duendes del amor se columpian. Es el marica culto, o que desearía serlo y desde luego hace exhibición de ello. Te lo encuentras en el teatro o discutiendo en la mesa que toque, elevando su tono agudo de voz, trazando en el aire entrecortadas siluetas a base de remanejos para tortura de sus muñecas… y de sus contertulios, que quisieran serlo si tuviesen oportunidad de abrir la boca. [Leer más…] acerca deRudo y cursi