Hubo un tiempo, mucho antes de que un negro se sentase en la Casa Blanca, en que los actores de color eran un mal necesario en el cine americano, y a Steven Spielberg, la Academia de Hollywood le ninguneaba como agua sucia por haber sido más listo que nadie, llenando sus bolsillos y los de otros, gracias a palomiteros tiburones blancos, extraterrestres exiliados y un arqueólogo tintinesco de nombre delirante.
Esas dos razones, y no otras, son la única explicación posible al grotesco espectáculo que se dió en la edición de los Oscar de 1985, cuando ‘El Color Púrpura’ se fue de vacío, al volcar los pacatos académicos todos sus votos en el retrato postal de blancos buenos haciendo safari, en ‘Memorias de Africa‘. 11 nominaciones, 11 negaciones más una soberana patada en el culo de Spielberg, que no figuró en la lista de nominados como mejor director. No obstante, este brillante retrato de una familia negra en el sur de los Estados Unidos en la primera mitad del siglo pasado, inspirada en una novela de Alice Walker, pasó a ser un clásico inmediato que ha mantenido intacto su estatus hasta hoy.
La vida de Celie Harris, una mujer de color, esclava de una realidad que su esposo le recuerda: ‘Eres negra, eres mujer, eres fea, no eres nada’, es ofrecida con mano maestra por un Spielberg que aún adolecía de una cierta tendencia a empastelar demasiado el drama, que iría afinando con el tiempo hasta ofrecernos obras tan portentosas como ‘Munich‘ o ‘Salvar al Soldado Ryan‘. Y aunque en un tono más suavizado que en la novela original, vemos el comienzo de la lenta transformación de Celie, de dominada hija, mujer y madre a feliz dueña de su propia vida, gracias al amor, emocional y físico, de otra mujer: la dulce Shug Avery. [Leer más…] acerca deGay Cinema: ‘El Color Púrpura’