
Conforme avanza la temporada 12 de Anatomía de Grey podemos confirmarlo: avanza la relación entre Callie y Arizona, y como ya es tradición en el Grey Sloan Memorial Hospital, los aquí-te-pillo-aquí-te-mato de sus protagonistas. El Grey Sloan puede que sea el hospital en el que se han concebido más niños de los que han ayudado a dar a luz. Contiene spoilers.
Recordaréis del episodio anterior que Maggie andaba alterada por su nula capacidad para tomar decisiones correctas, y en un alarde de ello, se va a un bar, se emborracha y se cruza con el nuevo macizo del hospital, Andrew DeLuca. Como cabía esperar, hubo polvo. Y QUÉ POLVO, que no lo digo yo, que lo dice la propia Maggie a conocidos y extraños. Está la chica como si hubiera corrido la maratón de Nueva York, pletórica y con dolores de las pestañas para abajo. En la mente de Maggie está claro: Obviamente esto no puede ser, porque él es un interno, qué mal, qué feo todo, qué poco profesional…voy a ver si me pinto los morros y le pongo los puntos sobre las íes al chaval.
Entre esto y que van a hacer una fiesta esa misma noche en casa de Grey, tienen la pausa del café resuelta.
En esas andan cuando hay un accidente del Imserso y allí que les llegan múltiples accidentados. Arizona se cruza con uno de ellos, que yace en una camilla en medio del pasillo como si no estuviésemos en un prestigioso hospital privado estadounidense, sino en el 12 de Octubre. El anciano muy amablemente – como es tradición entre la tercera edad – tiene a bien contarle sus escarceos amorosos, y es que el señor, a sus 90 años de edad, está enamorado como un chaval e incluso ha comprado un anillo. Algo parece que se mueve por dentro de la Dra. Robbins, que anda picueta ante la inminente fiesta nocturna, donde se ha confirmado la presencia de Penny, la nueva novia de Callie.
Desafortunadamente, muchos de los ancianos, entre los que se encuentra nuestro enamorado Eddie, van falleciendo, y les toca a los nuevos residentes dar la mala noticia para foguearse. Hunt, que es casi tan sieso como su ex la Dra. Yang, les explica un truco rápido, el de las 4 L’s – localización, lenguaje, lenguaje no verbal y largarse – pero es la buena de Grey la que le da un poco de empaque sentimental al asunto. Ella, que es LA VIUDA.

Llega el momento de la fiesta, la comida está lista, los invitados van llegando y el vino fluye, especialmente en la copa de Arizona, preparándose para uno de los peores momentos que te pueden tocar en la vida: conocer a la novia de tu ex. Pero Shonda Rimes es mucha Shonda, y no da puntada sin hilo. Quizás ya conozcamos a Penny…
En Ambiente G | Anatomía de Grey s12e03 – I choose you
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