Ayer, comentábamos en Ambiente G que Singapur había multado a una televisión por emitir una escena en la que dos gays pensaban en cambiar el salón de su casa para reconvertirlo en un dormitorio en el que alojar a un niño adoptado.
Una auténtica barbaridad, pensarán los censores, el hecho de que los ciudadanos de Singapur vean desde el salón de su casa como dos hombres están felices y haciendo planes de futuro por la llegada de un hijo desde la más absoluta normalidad.
Y lo más triste es que prefieran, no en Singapur, sino en cualquier parte del planeta, ver escenas de una agresividad que deja sin habla, antes que ver una escena de amor entre dos hombres o entre dos mujeres.
Lamentablemente, no hace falta que sea una escena de carácter sexual para que los censores de turno, o la asociación de defensa de no se que valores salte a la mínima. Con que salga una escena de un simple beso entre dos hombres, saltan las alarmas por doquier, como si fuera una plaga que amenaza con expandirse ante los incautos televidentes.
Incluso en los salones de muchas casas, al margen de lo que pienen los gurus de la televisión y la censura de muchos países, los padres permiten que sus hijos vean series de dibujos animados hiper agresivos, películas que pondrían la carne de gallina a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.
O les dejan jugar con video juegos violentos en los que igual se cargan a un soldado del ejército ruso, que a un monstruo, que a una joven que atraviesa la calle y a la que tiene que atropellar para ganar más puntos.
En cambio, cualquier escena en la que salga sexo es algo que los niños no pueden ver. Y ya no te digo nada si lo que aparece en el videojuego o en la televisión es una escena ya no de sexo gay puro y duro, sino un simple beso entre dos personas del mismo sexo.
Como si un beso entre dos hombres o entre dos mujeres fuera algo mucho más peligroso que ver como un fulano le pega dos tiros a bocajarro a otro tío.
Así es esta sociedad. Por suerte, no todos los padres son así. Pero en muchas familias se consiente y se ve con naturalidad la violencia, mientras que se esconde la sexualidad y la diversidad sexual.
Desde luego que los niños no deben ver sexo en televisión, o al menos eso pienso yo. Para algo son niños, y ya tendrán tiempo de mayores de descubrir el mundo de la sensualidad y el erotismo. Pero de ahí, a esconder el cariño, la afectividad, y la diversidad sexual, media un abismo.
No hace mucho, se publicó una encuesta en Estados Unidos realizada por la web WhatTheyPlay.com en la que los datos dan escalofríos por la educación que están recibiendo los niños.
Un 37% de los padres encuestados por esta web creían que eran más ofensivas las escenas de sexo en los videojuegos con los que juegan sus hijos que ver imágenes en las que una persona le corta la cabeza a otra.
Así va el mundo.
Bueeno, primer comentario aquí =)
Me has convencido por el email, Castigador xD
Nada, decir que vi el estudio hace tiempo en una webs de videojuegos y lo cierto es que me quedé sorprendido… independientemente de qué tipo de sexo (heterosexual u homosexual) prefieren en su mayoría la violencia… =S
La cuestion es que nos hemos «maleducado» en un mundo donde los hombres para ser hombres tienen que ser fuertes y saber pelear y las mujeres saber guardar las apariencias entre otras cosas.
¡¡Con lo bonito que son los besos!!
Espero que el próximo artículo se comente algo que últimamente llena las bocas de determinados medios de comunicación contra el supuesto «LOBY GAY» (fantasma totalmente carente de identidad) y que suelen partir precisamente de un poderoso, inquisidor e intolerante «LOBY» que es la iglesia católica y que facilita y justifican acciones como las que comentas en tu artículo enarbolando la bandera de la «ETICA».
De paso se les puede incluir una definición de lo que significa esa palabra, que parece que se les ha olvidado y les recomiendo estos interesantes enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Moral
http://es.wikipedia.org/wiki/Etica
Un besote.