Es el descubrimiento del año. Tengo a medio facebook y parte del otro medio hablando del talent show de drags que Netflix nos ha traído a España: RuPaul’s Drag Race. Un talent show que nos entretiene como pocos lo consiguen y del que se pueden sacar muchas, muchas, enseñanzas. Mira, mira…
A decirle a la pesada de tu vecina que…
…a irnos con clase cuando… Sashay Away…
…y a entrar como una reina cuando nos llamen… o sin ser llamadas
Que si coincides en una boda con alguien con tu mismo vestido, lo mejor es sonreír
Que un pez puede ser tu mejor amigo… y amante
Que ser Drag es una profesión de riesgo
De mucho riesgo…
Pero que si te agarras bien la peluca… no se cae
…o sí…
Que si no haces piruetas y te abres de piernas… no eres drag
Que las drags mapache también tiene su hueco
Que Latoya Jackson todavía puede parpadear
Y hacer «así» con el dedo
Que si haces «así» con el dedo mientras miras por encima del hombro serás la reina del lugar
Que si te pones la mano entre el corazón y el cuello, tienes un disgusto de no te menees
Que amamos a la drag con nombre de Pokemon…
… incluso cuando se viste con lo primero que pilla… del contenedor
Que si no te quieres a ti misma…¿Cómo coño vas a querer a alguien?
Y que Netflix se merece un gran «Amén» por hacernos disfrutar tanto trayendo a España esta maravilla…
Aunque sufrimos por no tener las temporadas que faltan
Vestido con «V».
tanto salseo es demasiado para mi gusto, pero bien por ellos, el drag siempre ha jugado un papel muy importante en la cultura queer, en cuestionar los roles de genero, los prejuicios machistas, el sexismo y en aportar un poco de humor en la vida.