Seguimos en alerta (relativa) por el coronavirus o COVID-19. Y es que pese a las cifras y la alta tasa de contagio, la mortalidad de este microorganismo es baja, por lo que mejor actuar con sentido común, siguiendo las pautas de la OMS y no dejarse llevar por el alarmismo. Pero cuando un brote de estas características llega, se toman medidas inevitables: ya se han cancelado eventos tecnológicos como el MWC 2020, deportivos como el Six Nations de rugby y culturales. Sin ir más lejos, Eurovision está en cuarentena.
Y es que como detallan en Pinknews, el certamen musical podría cambiar de formato de forma excepcional para pasar a ser online, minimizando así la exposición. Y sería el menor de los males porque a tres meses vista para Eurovision, todo puede pasar.
No podemos olvidar que en los últimas semanas el COVID-19 ha llegado con fuerza a Europa. Primero fue Italia y desde hace unos días, a España. Y es previsible que esta expansión siga creciendo en las próximas semanas.
El Dr. Libby Carter, ponente en el evento «Event, Venue and Experience Management at Birmingham City» de la universidad de negocios de Birmingham ha puesto encima de la mesa la realidad del inminente certamen:
En 11 semanas Rotterdam acogerá la 65º Edición de Eurovision, un concurso diseñado con la intención de acercar diferentes países de Europa (bueno, ahora de Europa y de otros lugares como Australia). Sin embargo, teniendo en cuenta la expansión del coronavirus, habrá muchas preguntas relativas a la seguridad.
El doctor prosigue explicando las medidas que se están tomando en países vecinos «Suiza ha anunciado recientemente una medida excepcional prohibiendo reuniones públicas, por lo que los fans no deberían emocionarse demasiado, ya que podría ser retrasado o cancelado«.
Un disgusto para los eurofans y un gran impacto para la economía y la organización, por este motivo el facultativo propone «considerar un formato online en el que los participantes realizasen sus performances desde sus países, sin necesidad de una audiencia en vivo, lo que minimizaría la expansión».
Desde luego que sería un Eurovision más descafeinado, pero la actualidad y la salud obligan.
Vía | Pinknews
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